El Oso Panda (Ailuropoda melanoleuca) en peligro de extinción
Habita en los fríos y húmedos bosques de bambúes del este de Tíbet y sudoeste de China. Vive en las apartadas regiones montañosas del centro de China Sudoccidental, y se alimenta de los bosques de bambú.
Es omnívoro, se creía que vivía exclusivamente de los tallos de bambú, luego se supo que durante las 10 o 12 horas diarias que emplean para comer, se alimentan de otras plantas tales como yerbas, gencianas, lirios, azafrán y también de roedores y aves, así como de peces.
Su reproducción es vivípara, por lo que el apareamiento tiene lugar en primavera y las crías nacen a finales del invierno. La hembra pare entre uno o dos oseznos, que llegan a la madurez sexual entre los cuatro y diez años. Los pandas son animales solitarios excepto en la época de celo, pasan la vida principalmente en el suelo, pero trepan a los árboles cuando los persiguen los perros. Se muestran activos todo el año, sabiéndose poco más acerca de este reservado animal que vive en regiones inaccesibles, cuando por vez primera fueron capturados vivos con destino a los parques zoológicos. Es una especie rara, amenazada, en peligro de extinción, extinta, sujeta a protección especial.
El Oso Panda para sobrevivir necesita de muchos cuidados, sus crías nacen indefensas, por lo que requieren muchos cuidados maternos durante los primeros meses de vida. La mortandad en este tiempo es muy elevada, lo que constituye un serio problema para la recuperación de la población mediante la cría en cautividad. La reproducción tiene lugar entre los meses de marzo y mayo, tras una gestación de entre tres y seis meses, y su peso puede oscilar entre los 85 y 140 gr. A veces pueden nacer dos crías, pero sólo una sobrevive. Son animales solitarios, durante la mayor parte del año. No hibernan. El conocimiento de los hábitats de los grupos familiares y la supervivencia de los jóvenes suponen un reto para los investigadores, aunque se sabe que algunos se refugian en guaridas y agujeros de árboles. Aunque los pandas gigantes llevan vidas solitarias, algunas hembras que viven por separado en el territorio de un macho dominante se aparean con él. Estos osos no rugen como lo hacen los de otras especies, ya que su voz es similar a un balido. Las crías, para solicitar el cuidado de su madre, emiten unos sonidos muy tenues.
Por otra parte, los hábitos alimenticios del panda gigante constituyen otro problema a la hora de su cuidado y cría en cautividad, pues se alimenta casi exclusivamente de bambú, que no es muy nutritivo, a lo que hay que añadir que las especies de esta planta florecen en determinados períodos y se marchitan poco tiempo después, lo que en ocasiones lleva a estos animales a pasar hambre. La mayor amenaza proviene de la tala de plantaciones de bambú causada por el hombre. En períodos de hambre, los osos panda se aproximan a zonas habitadas por humanos para alimentarse de las plantas de los jardines y cultivos y, aunque llegan a atacar a las gallinas en ocasiones, no constituyen una amenaza seria para las personas, excepto cuando se producen encuentros fortuitos a una distancia muy corta.
Creemos que a través de campañas de concientización dirigidas a la población, se podría preservar la vida del oso panda.
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